08 marzo 2012

MUJER Y DISCAPACIDAD. UNA DOBLE DISCRIMINACIÓN


Hoy es el día mundial de la Mujer Trabajadora. Aunque cada día es el día de la mujer, cada día donde muestra sus aptitudes, compromiso, valores, especificidad, afectos, y aunque toda mujer es trabajadora, sea de manera reconocida o no; hoy hemos pensado hacer un post a propósito de la doble discrminación que sufren algunas mujeres. Nos referimos aquellas que se sienten y son discriminadas por razón de su género y a la vez tienen dificultades añadidas que abundan en tal discriminación por razón de sus disposiciones personales de tipo intelectual y por el valor que la sociedad otorga a tal diversidad, a tal condición pra discriminarlas.

Como hace un tiempecillo ya leimos en una ponencia de Pilar Ramiro Collar, Mujer y discapacidad, doble discriminación que hay que dar a conocer a la sociedad y sobre todo a los responsables políticos que tienen la obligación de evitar desigualdades y discriminaciones de algunos sectores de la población.
La sociedad ha tendido a aislar y a segregar a las mujeres con discapacidad, y a pesar de los logros y avances obtenidos en los últimos años, este tipo de discriminación (sutil a veces) sigue representando un problema grave y alarmante.
Tal discriminación que se evidencia en cotas mayores de desempleo, salarios inferiores, menor acceso a los servicios de salud, mayores carencias educativas, escaso o nulo acceso a los programas y servicios dirigidos a mujeres en general, mayor riesgo de padecer situaciones de violencia y todo tipo de abusos, etc., realidad que se agrava por la existencia de normas y políticas que fomentan la dependencia y por la dificultad de introducir modificaciones en los hábitos, ideas  y valores sociales,.
De las 2.030.397 mujeres con discapacidad que existen en nuestro país 659.329 se encuentran en edad de trabajar; de ellas, sólo 104.568 trabajan (el 15,86%) y 51.762 están paradas. El resto, es decir, 502.999, por razones muy diversas, nunca se han planteado acceder al mercado de trabajo.
El hecho de ser mujer y, además, discapacitada, acarrea una doble discriminación: dentro del colectivo de las mujeres, les es mucho más complicado desarrollarse, acceder al mercado laboral y obtener una buena formación a quienes sufren discapacidad. Como personas con una discapacidad, las mujeres se encuentran en una posición complicada por su especial vulnerabilidad, que afecta de manera diferente según el tipo de capacidad, pero que definitivamente es algo que los hombres con discapacidad sufren en una medida mucho menor.
A menudo esta situación pasa desapercibida. La gran diferencia entre hombres y mujeres discapacitados no surge de una exclusión de las primeras por razón de su sexo en programas de integración, proyectos socioculturales o en términos de salud, sino de la conjunción de circunstancias de la mujer y de las personas discapacitadas. De esta manera, su situación no es una suma de las condiciones de las personas con discapacidad y de las mujeres sino una combinación de ambas.

Este video, que tiene una duración de 34 minutos, ha sido dirigido por Diana Nava, realizadora y guionista que consiguió en 2009 el Premio Nacional de Reportaje Social y Solidario. Diana espera contribuir con él a visibilizar a las mujeres con discapacidad intelectual, representadas en estas cinco historias personales. "Que consigamos que por fin, estás mujeres, hasta ahora invisibles, dejen de serlo a partir de ahora y cada vez se les vea más y más".



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